1. BENEFICIOS DEL DEPORTE
La actividad física presenta una serie de beneficios tanto en el ámbito de la salud física como mental. A nivel físico, el deporte mejora no sólo la condición física, sino también la resistencia y la flexibilidad; fortaleza músculos, tendones, ligamentos y articulaciones; el sistema inmunológico; la salud cardiovascular; ayuda a mantener una buena densidad ósea; regula la presión arterial y el ritmo intestinal; ayuda a controlar el colesterol; reduce el riesgo de enfermedades como la diabetes tipo 2 y algunos tipos de cáncer (mama, pulmón); y aumenta la esperanza de vida. Por otro lado, respecto a la salud mental, el ejercicio físico reduce el estrés, la agresividad, la ansiedad y los síntomas depresivos; favorece el sueño, la concentración y la memoria y la productividad; y además evita el aislamiento social y mejora la autoestima y el humor.
2. EJERCICIO FÍSICO EXCESIVO
A pesar de que les ejercicio físico es una actividad saludable, presenta graves inconvenientes si se realiza un uso excesivo de ella. Las señales de alerta son: sientes culpa o ansiedad cuando no puedes hacer ejercicio; continuas haciendo ejercicio, incluso estando lesionado o enfermo; tienes dolores y sueles sufrir lesiones por sobrecarga; amigos y familiares están preocupados por la cantidad de ejercicio que haces; el ejercicio ya no es una fuente de placer y mas perdido la motivación por ello; rechazas planes sociales por realizar actividad física; cuando estas haciendo ejercicio sientes que no puedes rendir al mismo nivel, necesitando mayores periodos de descanso; te sientes cansado o deprimido y con cambios de humor e irritabilidad; y crees haber bajado bruscamente de peso y, en el caso de las mujeres, aparece la ausencia de periodo.
Está asociado con diversos problemas tanto físicos como mentales. A nivel físico, puede provocar problemas de corazón, huesos, músculos y algunos relacionados con el sistema nervioso. A nivel mental, puede conllevar al desarrollo de síntomas de ansiedad, depresión o a un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA).
3. TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA (TCA)
Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) son trastornos mentales graves en donde se producen alteraciones respecto a la alimentación, el peso, la imagen corporal y el ejercicio físico. Se caracterizan por un comportamiento patológico en relación a la comida y a una obsesión por el peso, produciendo un malestar físico y mental que dificulta en la calidad de vida de la persona. Sin embargo, detrás de toda esta sintomatología, están diversos aspectos desregulados. Suelen presentar baja autoestima, baja tolerancia al malestar o la frustración, perfeccionismo, impulsividad, expectativas desreguladas, necesidad de aprobación, creencias desadaptativas, rigidez, sentimientos de soledad y de vacío, identidad difusa, etc. Ante este conflicto interno, la persona realiza un intento de solución de forma desadaptativa. Gestiona las emociones y situaciones mediante la alimentación, el peso, la imagen corporal y el ejercicio físico. Por tanto, el objetivo principal del tratamiento es trabajar estos aspectos base, de manera que la persona pueda regularlos de forma adaptativa. Existen diversos tipos de TCA. Los más comunes son: Anorexia Nerviosa (AN), Bulimia Nerviosa (BN), Trastorno por Atracón (TA), Ortorexia y Vigorexia.
4. TCA Y DEPORTE
Se ha observado que los deportistas tienen un riesgo mayor en desarrollar un TCA que la población general, por lo que existe una mayor prevalencia en esta población, sobre todo en aquellos deportes donde se da más importancia al control del peso corporal y en mujeres (Toro, 2014).
Sin embargo, existen factores de riesgo más específicos que se asocian a su aparición. Entre ellos, se encuentran: realizar ejercicio físico intenso, hacer dieta a una temprana edad sin supervisión médica, intentar alcanzar un modelo corporal muy delgado, tener un elevado impulso por adelgazar, tener el periodo menstrual en edades tempranas, determinadas características personales como puede ser el perfeccionismo y la impulsividad, ser muy competitivo, haber pasado por eventos traumáticos (lesiones, enfermedades, etc) y abusar de sustancias (en el caso de la BN). Además, se añaden a estos factores la exposición pública del cuerpo y las presiones (percibidas) de entrenadores y profesores relacionadas con la comida y el cuerpo.
5. DEPORTE DE ÉLITE
Un estudio indica que hasta un 62% de las deportistas de élite sufren algún tipo de trastorno alimentario (Alonso, 2006). Dentro de esta población, se ha observado un mayor porcentaje es esquiadoras en primer lugar (con un 33%), seguidas de las corredoras de fondo (32%) (Alonso, 2006). No obstante, es importante señalar que lo que promueve el bienestar o el malestar del deportista depende de cómo vive su experiencia deportiva. Algunos de los factores que influyen son: la vivencia de entrenadores, compañeros y familia; la modalidad deportiva; la percepción de ventaja en el rendimiento; el uniforme deportivo; y el nivel competitivo. Todo ello, es lo que puede generar presión tanto en el peso como en la imagen corporal. La insatisfacción corporal se desarrolla en muchos deportistas debido a que se relaciona la delgadez con el rendimiento y en muchos de los deportes existe un “canon” estético concreto.
En conclusión, no es el ejercicio físico en sí lo que puede hacer desencadenar un TCA, sino la forma en la que uno realiza esta actividad. Se trata de una patología con causalidad multifactorial. Como se ha comentado anteriormente, existen diversos factores de riesgo que favorecen su desarrollo. Y es en el ámbito deportivo, sobre todo en el de alto rendimiento, donde estos factores pueden observarse a una gran escala.